
Cuando volvió a Asgard años más tarde, entrenada en artes guerreras había aprendido a aceptar sus cabellos negros. El rey de Asgard Odín había buscado durante mucho una compañera digna de su hijo Thor. Thor y Sif no se habían vuelto a ver desde la niñez cuando Odín pensó que era oportuno que ellos dos debían reiniciar su relación. En esa época, Thorse había enamorado de la mortal Jane Foster, y Odín ansiaba hacer que su hijo se olvidara de ella. Ni bien se reencontró con Sif, el interés de Thor se convirtió en pasión, y los dos se convirtieron en compañeros y amantes. Al final, terminaron comprometidos. Sin embargo, el amor de Thor a la Tierra se interpuso. Sif siempre prefirió el mundo de los dioses frente al mundo mortal y, tras intentar acostumbrarse a vivir en la Tierra en más de una ocasión, volvió a Asgard para vivir sin Thor. Aunque Thor y Sif no habían pensado cancelar sus planes, su matrimonio se pospuso hasta que solucionaran sus diferencias, pero nunca se celebró.
Sif comparte poderes comunes entre todos los asgardianos incluyendo una enorme fuerza, durabilidad y longevidad (a través del consumo de la manzana dorada). También es muy experta en combate cuerpo a cuerpo y competente en el uso de arma blanca.
En las primeras apariciones, Sif también poseía la habilidad innata de teletransportarse a sí misma y a los demás de la Tierra a Asgard.1 Pero en algún momento, Sif comenzó a confiar en su espada encantada, que la podía teletransportar a otros destinos además de la Tierra y Asgard, para transporte.2 3 Sin embargo, durante La Reinante, después de que Thor fallase al resucitar realmente una niña, Sif era una vez más capaz de teletransportarse a sí misma y Thor lejos sin el uso de la espada.
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