martes, 29 de marzo de 2011

El rapto de Perséfone


Desde tiempos remotos el ser humano creo mitos y leyendas para explicar lo incomprensible y el renacer de la naturaleza fue uno de los favoritos. Los ciclos regían la vida y la organización de las civilizaciones, y la primavera era considerada un renacer de la tierra, hecho que los antiguos griegos simbolizaron en el mito del rapto de Perséfone.

Cuenta la leyenda que Deméter (hermana o cuarta esposa de Zeus, según diferentes versiones) era la diosa de la agricultura y vivía alejada del Olimpo, entre la naturaleza, y cuidaba mucho a su hija Perséfone. La joven crecía entre las ninfas y otras doncellas, felizmente rodeada de plantas y flores. Un día Perséfone estaba cogiendo narcisos cuando de repente Hades, el dios del Inframundo, emergió de una grieta del suelo y se la llevó con él a las profundidades para hacerla su esposa. Deméter castigó a las ninfas convirtiéndolas en Sirenas por no haber cuidado bien de su hija. Desolada por no poder hallar a su hija, Deméter la buscó por nueve días y nueve noches con una antorcha en cada mano, y por descuidar sus tareas de diosa de la agricultura, la tierra se volvió estéril y marchita. Al décimo día Helios, dios del Sol que todo lo ve, le confesó quién se la había llevado.
Por su parte, Zeus no pudo soportar más ver a la tierra agonizar y obligó a Hades a devolver a Perséfone enviando a Hermes para rescatarla. La única condición que se puso para liberar a Perséfone fue que no probase bocado en todo el trayecto, pero Hades la engañó para que comiese seis granadas, el fruto de los infiernos, convirtiéndola en Reina del Inframundo y obligándola a regresar cada año, un mes por cada granada comida. Otra versión dice que se llegó a un acuerdo: una parte del año Perséfonelo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
Cuando Perséfone regresa con su madre, Démeter muestra su felicidad renovando la tierra, flores y frutos. Mientras que cuando la joven desciende al Hades, la desolación de su
madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se explicaba el ciclo anual de las estaciones, dando origen también a los misterios eleusinos, uno ritos de iniciación anuales dedicados a estas dos diosas que prometían la inmortalidad en el Inframundo.